Algo está pasando en Bogotá. Los buses ya no paran de lo atiborrados que se encuentran. La carrera séptima es un caos a toda hora. Hace un año, ir desde la calle 19 hasta la 50 por esta avenida tomaban máximo unos 20 minutos. Hoy en día, toma el doble de tiempo realizar el mismo recorrido.
La ciudad está intransitable. La gran cantidad de frentes de obra que se desarrollan simultáneamente crea trancones en cada una de las vías alternas. El problema es que los tiempos estimados para entregar la totalidad de las obras se aplazan cada vez más y en estos momentos no sabemos cuándo los embotellamientos van a acabar.
Para empeorar el caos, la temporada de lluvias con sus fuertes chubascos hace que varios árboles se rindan ante la fuerza de la gravedad y causen más embotellamientos por el cierre de las vías donde caen.
La situación se complica cuando pensamos que lo que está pasando se extenderá por algunos años más. La carrera séptima se verá aún más afectada cuando el cierre se desplace a la calle 34 y se expanda hasta la calle 72. Entonces, la avenida circunvalar, que ya sufre de frecuentes trancones en la hora pico y atestada por la gran cantidad de carros que se dirigen hacia el centro, se verá aún más afectada. Hay que esperar a ver cómo funciona el plan de contención que prepara la Secretaría de movilidad para hacer frente al caos vehicular que se avecina como un monstruo sobre la ciudad.
Esperemos que debido al invierno las montañas adyacentes a esta avenida no se vean afectadas por fenómenos de deslizamientos o por los huecos que aparecen ocasionalmente y haya que intervenirla. Es pertinente que una metrópoli como Bogotá se encuentre en permanente adecuación de infraestructura. Sin embargo, es necesario también que los plazos de construcción se cumplan y que estas obras no se realicen simultáneamente en un mismo sector par ano afectar a la movilidad.
Existe la posibilidad de que la costumbre ante esta situación nos lleve a superarla en algún tiempo. Lo que debe pasar, habiendo aprendido de los anteriores escándalos relacionados con las obras, es que haya una veeduría ciudadana ante el tema de estas obras para que se exija un cumplimiento de la entrega del trabajo en el tiempo pactado.
viernes, 4 de marzo de 2011
jueves, 3 de junio de 2010
La estocada final
Los dos partidos tradicionales habían definido su bando. Habían analizado sus intereses individuales y se habían ido por la opción que más les convenía. Las declaraciones empezaron a escucharse después de que un conglomerado de rumores hubiesen vaticinado lo que habría de suceder. La sociedad ya polarizada había reiniciado la carrera electoral, y volvía a preguntar: ¿Por quién vas a votar?
Asistimos a un juego político que, implícitamente, en la historia ya estaba definido. Pero ya es oficial, ya es explícito y eso sólo significa una cosa: aunque al parecer los intereses se definieron, aunque al parecer las conveniencias para cada uno de los partidos están claras, lo único que no parece y que es cierto es que dicha polarización es la estocada final a los partidos tradicionales, que de un tiempo para acá no tienen mayor peso en una sociedad martirizada por la violencia que la lucha entre estos dos bandos tradicionales ocasionó.
Sin embargo, Colombia es aún una sociedad tradicional, apegada a sus antiguas costumbres y el bipartidismo no es cosa del pasado. El rojo y el azul han pasado a formar el naranja, mientras que el verde es un partido de carácter ultraliberal. Con el anuncio oficial de adhesión al naranja o al verde, los diferentes partidos, incluyendo al liberal y al conservador, han dividido sus filas y han generado un espectáculo digno del periodo de la patria boba en el que, entre ellos se han formado rencillas y rencores irreparables.
La carrera a la presidencia va dejando a muchos descabezados, incluso a los dos partidos que, históricamente, habían generado la mayor adhesión de colombianos a sus filas. Hoy, poco queda de este favoritismo, trasladado a nuevas formúlas después de un largo período de fracaso político en el que ninguno de los partidos tradicionales logró cohesionar el país político con el país nacional. Queda por ver si los dos nuevos partidos lograrán hacerlo en lugar de generar un nuevo período de violencia bipartidista, después de que los viejos partidos se dan, en la útlima corrida, su estocada final.
Asistimos a un juego político que, implícitamente, en la historia ya estaba definido. Pero ya es oficial, ya es explícito y eso sólo significa una cosa: aunque al parecer los intereses se definieron, aunque al parecer las conveniencias para cada uno de los partidos están claras, lo único que no parece y que es cierto es que dicha polarización es la estocada final a los partidos tradicionales, que de un tiempo para acá no tienen mayor peso en una sociedad martirizada por la violencia que la lucha entre estos dos bandos tradicionales ocasionó.
Sin embargo, Colombia es aún una sociedad tradicional, apegada a sus antiguas costumbres y el bipartidismo no es cosa del pasado. El rojo y el azul han pasado a formar el naranja, mientras que el verde es un partido de carácter ultraliberal. Con el anuncio oficial de adhesión al naranja o al verde, los diferentes partidos, incluyendo al liberal y al conservador, han dividido sus filas y han generado un espectáculo digno del periodo de la patria boba en el que, entre ellos se han formado rencillas y rencores irreparables.
La carrera a la presidencia va dejando a muchos descabezados, incluso a los dos partidos que, históricamente, habían generado la mayor adhesión de colombianos a sus filas. Hoy, poco queda de este favoritismo, trasladado a nuevas formúlas después de un largo período de fracaso político en el que ninguno de los partidos tradicionales logró cohesionar el país político con el país nacional. Queda por ver si los dos nuevos partidos lograrán hacerlo en lugar de generar un nuevo período de violencia bipartidista, después de que los viejos partidos se dan, en la útlima corrida, su estocada final.
domingo, 30 de mayo de 2010
A quien no quiere caldo, se le dan dos tazas...
Nunca había asistido a unas elecciones tan calientes. Y utilizo este adjetivo porque es el único que puede describir lo que hemos vivido en esta jornada. Hemos pasado a segunda vuelta y encontramos a dos extremos sociales como contrincantes: el profesor y el estratega. ¿Los bandos se polarizarán ahora que sólo existen dos opciones y quedaron eliminadas las demás? ¿Cúal será el papel de los movimientos juveniles en esta nueva etapa electoral? Lo único cierto es que las campañas se reabrirán y el verde y el naranja regresarán a las calles a inundar con toda su parafernalia la visibilidad. Así, la primera política que deberá realizar el ganador será ambiental. Tenemos 20 días más. En estos, se definirá el rumbo que la política colombiana y la situación internacional con nuestro país tomarán. También se definirán las conformaciones, los intereses y los fines de los nuevos movimientos sociales que se instauran en el plano político nacional, e incluso las nuevas modas. De nuevo me ahgo la pregunta, que durante estos siguientes 20 dias me realizarán infinidades de veces: ¿Por quién vas a votar? Al fin y al cabo, a quien no quiere caldo, se le dan dos tazas.
¿Por quién voy a votar?
Definitivamente, estas son unas elecciones fuera de lo normal. A pesar de la parafernalia política que cada cuatro años hace basura en las calles, nuevos actores sociales se vislumbran en el panorama político actual: las juventudes. Con esto no estoy afirmando que los jóvenes, antes de estas elecciones, no participaran en política. Lo que quiero decir es que en nuestro contexto nacional, históricamente, nunca se habían presentado movimientos juveniles tan fuertes, exceptuando por el de la séptima papeleta. ¿Cuál es la causa de este fenómeno? ¿Cuáles son los cambios sociales y políticos que conlleva? ¿Qué consecuencias tendrá? Esas son las preguntas que trataremos de responder.
Un inicio diferente
En el inicio todo era oscuridad. Poco a poco las formúlas pesidenciales y vicepresidenciales se fueron formando. Las propuestas tomaban forma. Los aspirantes se unían a un partido, creaban el propio o reunían firmas. Elegían colores desde los cuales militarían. Mostraban sus vagas ideas a través de portales de internet. Aparecieron las intrigas materializadas en precandidatos. Las primeras elecciones iban a correrse sin fundamentos claros. El info-entretenimiento catapultó a las figuras estrella: la única mujer precandidata, el presunto corrupto ex ministro, y la terna de ex alcaldes: el exitoso ex alcalde pro civismo, el ex alcalde paisa anti comunas, el ex alcalde borracho y aquel que dedicó su mandato a mejorar los parqueaderos de la capital.
Hasta el momento, una inicipiente cultura electoral iba formándose desde la academia. También los medios de comunicación alentaron esta inciativa. Sin embargo, lo que más peso tuvo fue la Revolución de las teorías de la información y la comunicación. A través de facebook y twitter, miles de jóvenes empezaron a tomar partido movilizándose políticamente en uno de los bandos. Adeptos a un partido, empezaron a identificarse con las ideas de uno de los candidatos, ahora más sólidas.
Las elecciones definieron los candidatos. El Consejo Nacional Electoral definió las fórmulas. La cita en la registraduría estaba planillada. Sólo quedaba el trabajo de cortar y pegar. La publicidad masiva empezó a inundar las calles, las casas, las universidades, las oficinas, los carros y hasta los individuos. Fue en ese momento en el cual, me hicieron la pregunta más sonada de este semestre: ¿Por quién vas a votar?
Sin dudas, la pregunta ya me la habían hecho antes de este momento. Sin embargo, no tenía la connotación que tenía ahora. Mientras antes era una pregunta más en el aire, ahora, cargaba un valor más acuciante y hasta angustioso. Lo único que puedo decir es que tuvo recordación. La pregunta aún sigue en mi mente. La razón de ello no es la repetitividad de la que fue víctima. La razón es debida a las implicaciones sociales de la misma.
La carrera con el tiempo
Sin esperar a la mañana siguiente de las elecciones, los candidatos empezaron su carrera contra el tiempo. Sin este a su favor, debían convocar a la mayor cantidad de personas y unirlos a su bando. Las encuestas empezarían desde la semana siguiente y sin detenerse. Los grupos en facebook empezaron a tomar forma. Con todo más definido, los resultados de las encuestas empezaron a influenciar nuevos sectores poblacionales con ayuda de un efecto dominó. Las juventudes empezaron a sentirse y los diferentes partidos se dispusieron a aprovecharlas.
Un movimiento nunca antes visto en el plano electoral nacional se gestaba rápidamente. Podríamos pensar que la fuerza que tomó se debió a las mismas causas de la formación del movimiento de la séptima papeleta: un anhelo por el cambio de una situación en crisis de legitimidad. Ocho años de un gobierno que cambió positivamente al país, pero que trajo consigo una serie de dudosas circunstancias: iniciativas de referendo de reelección, falsos positivos, crisis económica agravada por la supuesta legalidad de una pirámide, AIS, además de críticas masivas al uso de los poderes del ejecutivo en un gobierno donde la reelección es posible.
Todos estos acontecimientos fueron el caldo nutritivo para que un movimiento que abogaba por el cambio apareciera. Un movimiento que sentía que los tradicionales partidos políticos no habían cambiado la situación nacional, y que era legitimada por ellos mismos. Un movimiento que estaba cansado de la monotonía de los últimos ocho años y que sentía que era necesario un nuevo aire en la política nacional. Tal vez también tuvo que ver, en dicha gectación, la coyuntura social global que aboga por un cambio de los parámetros, hasta ahora incólumes, de significados y procedimientos. Globalización, ubicuidad, instantaneidad eran los términos que habían cambiado desde la forma de comunicarse, hasta las connotaciones del término estado.
En este contexto debía generarse un nuevo entendimiento más preparado a afrontar los cambios. Los jóvenes así lo sintieron. Al igual que los candidatos. Mientras los primeros se adherían a las filas de los segundos, los segundos debían determinar qué hacer con esta fuerza tan motivadora y arrolladora. Así fue, les concedieron un lugar en su militante candidatura. La movilización ya había comenzado y no se detendría. Incluso, se fortalecería mientras pasaba el tiempo. En unos bandos más que en otros y de formas diversas. ¿Quiénes conformaban dichos bandos? es una pregunta que, específicamente, no podremos responder. Los movimientos juveniles eran tan heterogéneos desde su conformación que sus integrantes se diferencian tanto en aspectos socio económicos como en intereses. Sin embargo, todos estaban ahí por una razón. Ser actores sociales políticamente activos en una sociedad en la que los jóvenes son quienes más se abstienen y lograr un cambio desde una de las filas.
Tal vez esta no es la fila que más les convence en cuanto a candidatos. Pero sí en cuanto a propuestas. No quiero decir con esto que el caracter personalista de las elecciones haya llegado a su fin. Quiero decir que dicho carácter se ve matizado por un análisis exhaustivo a las propuestas de dicho candidato.
De vuelta al pasado
Pero no todo es cambio. La degeneración de los movimientos juveniles inicia en el momento en que se idealiza una candidatura y se rompen lazos con la realidad. En ese contexto, los ánimos se caldean con tal agresividad, que las arengas se tornan más personales que políticas. Los argumentos se tornan extraños y las falacias llegan a su reino. Retrocedemos a nuestro histórico conflicto partidistas. El unico cambio, entonces, radicaría en que el rojo y el azul se tiñen y tranforman en otros colores. Lo que había empezado como un pacífico movimiento de las juventudes, se convierte en una violenta discusión agravada por la fortaleza del caracter juvenil de sus integrantes, que políticamente, deben madurar.
No sé si esta afirmación implique que toda esta militancia desde el principio haya sido una moda. Sin embargo, sí es cierto que muchos lo hacen por esa razón. La verdad es que la respuesta a esta duda la ecnontraremos al acabar esta carrera electoral.
El precedente que marcan los movimientos juveniles electorales es de gran envergadura para la sociedad colombiana. En primer lugar, da cuenta de la fortaleza del sector poblacional que los jóvenes representan. En segundo lugar, muestra que, el estereotipo de pasividad con el que carga la sociedad colombiana no puede generalizarse. Asimismo, presenta un cambio en la cultura política y electoral del país de tintes tradiconalistas. Por último, muestra las influencias y los efectos de los medios de comunicación y las tecnologías en una sociedad donde el acceso a ellas no es masivo.
Aunque dichos cambios se presentan como estructurales habrá que esperar si resultan coyunturales. Habrá que esperar también si degeneran o no en una violencia partidista, similar a la que asistimos en el siglo pasado. Poco no falta para que esto suceda. Las pasiones políticas tan aferradas a las diferentes candidaturas han generado una violencia tan sólo de palabra de la que no están exentos los mismos candidatos. Así empezo todo en 1810, 200 años antes, época en la que todo era incierto, en la que, al incio, todo era oscuridad.
Un inicio diferente
En el inicio todo era oscuridad. Poco a poco las formúlas pesidenciales y vicepresidenciales se fueron formando. Las propuestas tomaban forma. Los aspirantes se unían a un partido, creaban el propio o reunían firmas. Elegían colores desde los cuales militarían. Mostraban sus vagas ideas a través de portales de internet. Aparecieron las intrigas materializadas en precandidatos. Las primeras elecciones iban a correrse sin fundamentos claros. El info-entretenimiento catapultó a las figuras estrella: la única mujer precandidata, el presunto corrupto ex ministro, y la terna de ex alcaldes: el exitoso ex alcalde pro civismo, el ex alcalde paisa anti comunas, el ex alcalde borracho y aquel que dedicó su mandato a mejorar los parqueaderos de la capital.
Hasta el momento, una inicipiente cultura electoral iba formándose desde la academia. También los medios de comunicación alentaron esta inciativa. Sin embargo, lo que más peso tuvo fue la Revolución de las teorías de la información y la comunicación. A través de facebook y twitter, miles de jóvenes empezaron a tomar partido movilizándose políticamente en uno de los bandos. Adeptos a un partido, empezaron a identificarse con las ideas de uno de los candidatos, ahora más sólidas.
Las elecciones definieron los candidatos. El Consejo Nacional Electoral definió las fórmulas. La cita en la registraduría estaba planillada. Sólo quedaba el trabajo de cortar y pegar. La publicidad masiva empezó a inundar las calles, las casas, las universidades, las oficinas, los carros y hasta los individuos. Fue en ese momento en el cual, me hicieron la pregunta más sonada de este semestre: ¿Por quién vas a votar?
Sin dudas, la pregunta ya me la habían hecho antes de este momento. Sin embargo, no tenía la connotación que tenía ahora. Mientras antes era una pregunta más en el aire, ahora, cargaba un valor más acuciante y hasta angustioso. Lo único que puedo decir es que tuvo recordación. La pregunta aún sigue en mi mente. La razón de ello no es la repetitividad de la que fue víctima. La razón es debida a las implicaciones sociales de la misma.
La carrera con el tiempo
Sin esperar a la mañana siguiente de las elecciones, los candidatos empezaron su carrera contra el tiempo. Sin este a su favor, debían convocar a la mayor cantidad de personas y unirlos a su bando. Las encuestas empezarían desde la semana siguiente y sin detenerse. Los grupos en facebook empezaron a tomar forma. Con todo más definido, los resultados de las encuestas empezaron a influenciar nuevos sectores poblacionales con ayuda de un efecto dominó. Las juventudes empezaron a sentirse y los diferentes partidos se dispusieron a aprovecharlas.
Un movimiento nunca antes visto en el plano electoral nacional se gestaba rápidamente. Podríamos pensar que la fuerza que tomó se debió a las mismas causas de la formación del movimiento de la séptima papeleta: un anhelo por el cambio de una situación en crisis de legitimidad. Ocho años de un gobierno que cambió positivamente al país, pero que trajo consigo una serie de dudosas circunstancias: iniciativas de referendo de reelección, falsos positivos, crisis económica agravada por la supuesta legalidad de una pirámide, AIS, además de críticas masivas al uso de los poderes del ejecutivo en un gobierno donde la reelección es posible.
Todos estos acontecimientos fueron el caldo nutritivo para que un movimiento que abogaba por el cambio apareciera. Un movimiento que sentía que los tradicionales partidos políticos no habían cambiado la situación nacional, y que era legitimada por ellos mismos. Un movimiento que estaba cansado de la monotonía de los últimos ocho años y que sentía que era necesario un nuevo aire en la política nacional. Tal vez también tuvo que ver, en dicha gectación, la coyuntura social global que aboga por un cambio de los parámetros, hasta ahora incólumes, de significados y procedimientos. Globalización, ubicuidad, instantaneidad eran los términos que habían cambiado desde la forma de comunicarse, hasta las connotaciones del término estado.
En este contexto debía generarse un nuevo entendimiento más preparado a afrontar los cambios. Los jóvenes así lo sintieron. Al igual que los candidatos. Mientras los primeros se adherían a las filas de los segundos, los segundos debían determinar qué hacer con esta fuerza tan motivadora y arrolladora. Así fue, les concedieron un lugar en su militante candidatura. La movilización ya había comenzado y no se detendría. Incluso, se fortalecería mientras pasaba el tiempo. En unos bandos más que en otros y de formas diversas. ¿Quiénes conformaban dichos bandos? es una pregunta que, específicamente, no podremos responder. Los movimientos juveniles eran tan heterogéneos desde su conformación que sus integrantes se diferencian tanto en aspectos socio económicos como en intereses. Sin embargo, todos estaban ahí por una razón. Ser actores sociales políticamente activos en una sociedad en la que los jóvenes son quienes más se abstienen y lograr un cambio desde una de las filas.
Tal vez esta no es la fila que más les convence en cuanto a candidatos. Pero sí en cuanto a propuestas. No quiero decir con esto que el caracter personalista de las elecciones haya llegado a su fin. Quiero decir que dicho carácter se ve matizado por un análisis exhaustivo a las propuestas de dicho candidato.
De vuelta al pasado
Pero no todo es cambio. La degeneración de los movimientos juveniles inicia en el momento en que se idealiza una candidatura y se rompen lazos con la realidad. En ese contexto, los ánimos se caldean con tal agresividad, que las arengas se tornan más personales que políticas. Los argumentos se tornan extraños y las falacias llegan a su reino. Retrocedemos a nuestro histórico conflicto partidistas. El unico cambio, entonces, radicaría en que el rojo y el azul se tiñen y tranforman en otros colores. Lo que había empezado como un pacífico movimiento de las juventudes, se convierte en una violenta discusión agravada por la fortaleza del caracter juvenil de sus integrantes, que políticamente, deben madurar.
No sé si esta afirmación implique que toda esta militancia desde el principio haya sido una moda. Sin embargo, sí es cierto que muchos lo hacen por esa razón. La verdad es que la respuesta a esta duda la ecnontraremos al acabar esta carrera electoral.
El precedente que marcan los movimientos juveniles electorales es de gran envergadura para la sociedad colombiana. En primer lugar, da cuenta de la fortaleza del sector poblacional que los jóvenes representan. En segundo lugar, muestra que, el estereotipo de pasividad con el que carga la sociedad colombiana no puede generalizarse. Asimismo, presenta un cambio en la cultura política y electoral del país de tintes tradiconalistas. Por último, muestra las influencias y los efectos de los medios de comunicación y las tecnologías en una sociedad donde el acceso a ellas no es masivo.
Aunque dichos cambios se presentan como estructurales habrá que esperar si resultan coyunturales. Habrá que esperar también si degeneran o no en una violencia partidista, similar a la que asistimos en el siglo pasado. Poco no falta para que esto suceda. Las pasiones políticas tan aferradas a las diferentes candidaturas han generado una violencia tan sólo de palabra de la que no están exentos los mismos candidatos. Así empezo todo en 1810, 200 años antes, época en la que todo era incierto, en la que, al incio, todo era oscuridad.
lunes, 26 de abril de 2010
El martirio de ser periodista.
A plenos inicios en el ejercicio del periodismo es inevitable darse cuenta de los sacrificios que deben hacerse para ejercer, al que catalogaba Gabriel García Márquez, el oficio más bello del mundo.
Este escrito no pretende hacer una apología del periodismo, sin embargo, sí mostrará crudamenmte la realidad a la que se enfrentan los periodistas en un mundo donde cualquiera puede ejercer el oficio. Esta nueva realidad seencuentra enmarcada en una época en la que aún la la revolución de las teorías de la información y la comunicación no ha finalizado, lo que implica que los retos del periodista contemporáneo se vean permeados por las consecuencias que dicha revolución ocasionó en las formas de pensar y hacer.
Pero esta no es la única perspectiva a analizar. Las coyunturas política y económica que se viven a nivel global hacen que los periodistas deban enfrentarse a grupos sub estatales, nuevos actores que suman sus acciones a las de los permanentes grupos estatales.
¿Cómo enfrentarse a esta nueva relaidad, en la que los problemas para cumplir la tarea periodística han aumentado considerablemente? Esta es la pregunta que esperamos responder.
Este escrito no pretende hacer una apología del periodismo, sin embargo, sí mostrará crudamenmte la realidad a la que se enfrentan los periodistas en un mundo donde cualquiera puede ejercer el oficio. Esta nueva realidad seencuentra enmarcada en una época en la que aún la la revolución de las teorías de la información y la comunicación no ha finalizado, lo que implica que los retos del periodista contemporáneo se vean permeados por las consecuencias que dicha revolución ocasionó en las formas de pensar y hacer.
Pero esta no es la única perspectiva a analizar. Las coyunturas política y económica que se viven a nivel global hacen que los periodistas deban enfrentarse a grupos sub estatales, nuevos actores que suman sus acciones a las de los permanentes grupos estatales.
¿Cómo enfrentarse a esta nueva relaidad, en la que los problemas para cumplir la tarea periodística han aumentado considerablemente? Esta es la pregunta que esperamos responder.
viernes, 11 de diciembre de 2009
El Grinch.
Ya que nos estamos preparando para estas epocas tan especiales (de acuerdo a los avisos publicitarios que inundan las emisiones televisivas y radiofoniocas, y las paginas de cuanta revista o medio impreso encuentre) es pertinente preguntarnos por qué nos gusta la navidad.
Serà porque estrenamos ropa, o porque comemos deliciosas cenas, o porque recibimos regalos?
Sea cual sea la respuesta a nuestra pregunta central, dicha respuesta hace parte de un deseo colectivo, no de una voluntad particular.
La navidad nos gusta por la misma razon que le gusta a todos los demas seres humanos, y quien se atreva a decir que es por estar en familia, tiene otros 364 dias del año para planificar otra reunion.
Me declaro Grinch por hacer parte durante muchos años, y aun en menor medida, de una gran masa ignorante que es subyugada por los intereses de las grandes compañias y la locura colectiova, me declaro Grinch porque el mundo capitalista aniquila nuestros deseos particulares y nuestras dinamicas individuales, me declaro Grinch porque ni siquiera el mismo grinch se escapa de este fenomeno de masas, me declaro Grinch porque como todos, en algun momento cai en esta estupida creencia que me hizo ir a un psicologo durante años.
Para todos los que siguen reproduciendo la creencia de Santa Clauss y el niño dios, y que defienden dicha creencias como una costumbre y un tesoro invaluable de la meoria colectiva (rito de paso) es necesario decirles que considero realmente deprimente que este sea nuestro rito de paso, el rito de paso del mundo ilustrado.
Para estas personas, considero importante una gran inmersion en las culturas indigenas y en nuestra cultura occidental, que esta muy lejos de ser ilustrada.
martes, 1 de diciembre de 2009
La desgracia de tener una nevera llena.
Las imagenes en television, las charlas en la calle, los articulos de revista, todos propagan la crisis alimentaria que por decadas se ha vivido en Afirca. Sin embargo, en la actualidad dicha crisis se ha expandido a otras partes del mundo. No es solamente la poblacion de Africa la que muere de hambre, mientras en otras partes del mundo se dan el lujo de tener la nevera llena. Estamos de acuerdo en que es un lujo, sin embargo, esto no implica que sea positivo. El tener todo lo que queres comer en un refrigerador es negativo. Las razones las explicare a continuacion.
Que pesado esta!!!!
Si sos vos el que haces las compras o vas con algun acompañante te veras inmerso en la tarea de cargar bolsas. Si vas a llenar el refrigerados son aun mas las bolsas que vas a tener que cargar. El carrito de supermercado tambien estara mas pesado, lo que implicara aquellos movieminetos abruptos que en lugar de deslisar el carro sobre la superficie del suelo, lo cargaras.
No Hay espacio!!!!
Al llegar del supermercado, despues de haber cargado las bolsas (imaginate si vivis en un segundo o tercer piso y no hay ascensor) y ponerlas en la mesa de cocina tendras que acomodar tus compras en la nevera. Saben lo dificil que es que todo entre en aquella caja. Especielmente si la semana pasada se hizo otra salida al supermercado y se lleno de viveres el refigerador. Para despejar el lugar enmpezamos a comer galletas, pasteles o sobras que quedaron de la cena de la noche anterior. Si esto no soluciona nuestro porblema empezamos a botar comida a la basura. Sin embargo, despues de estas estrategias aun falta lugar para nuestra nueva comision.
Necesito sacar algo!!!!
Despues de haber acomodado las compras, en algun momento tendras que sacar algo de la nevera, ya sea para cocinar, ya sea para comer. Hacerlo requiere de mucha precision y de gran experiencia, ya que al acomodar nuevamente puede que no quede espacio para lo que sacaste y tendras que comertelo.
Oh ansiedad.....
La pero consecuencia de tener una nevera llena es que no sabes que comer y no sabes si debes comer. En aquellos dias de locha en tu casa, en los que no tenes na por hacer, te levantas y abris la nevera, la miras con detenimeinto como buscando algo, sin embargo, no tenes hambre. Eso es lo que yo llamo el sindrome de la amnesia, no sabes si somiste, no sabes si tenes que comer, no recordas nada de esto y ademas no recordas que ya has baierto la nevera 2o veces! Entonces comes, y volves a comer, y asi infinitamente hasta que lo que comes o lo que quieres comer se acabe. Como no sabes que comer, comes de todo, lo que hace que se acabe la comida y tengas que volver al supermercado la semana siguiente.
Hemos mostrado las desventajas de tener una nevera llena. A diferencia de lo que piensa la opinion publica, no todos los males van del lado de la falta de comer, la obesidad infantil es la prueba de ello. Ojala nos ocuparamos de problemas como estos mas, sin dejar de lado el porblema de la hambruna mundial, que no deja de ser preocupante y debe buscarse una solucion que no sea una nevera llena.
Que pesado esta!!!!
Si sos vos el que haces las compras o vas con algun acompañante te veras inmerso en la tarea de cargar bolsas. Si vas a llenar el refrigerados son aun mas las bolsas que vas a tener que cargar. El carrito de supermercado tambien estara mas pesado, lo que implicara aquellos movieminetos abruptos que en lugar de deslisar el carro sobre la superficie del suelo, lo cargaras.
No Hay espacio!!!!
Al llegar del supermercado, despues de haber cargado las bolsas (imaginate si vivis en un segundo o tercer piso y no hay ascensor) y ponerlas en la mesa de cocina tendras que acomodar tus compras en la nevera. Saben lo dificil que es que todo entre en aquella caja. Especielmente si la semana pasada se hizo otra salida al supermercado y se lleno de viveres el refigerador. Para despejar el lugar enmpezamos a comer galletas, pasteles o sobras que quedaron de la cena de la noche anterior. Si esto no soluciona nuestro porblema empezamos a botar comida a la basura. Sin embargo, despues de estas estrategias aun falta lugar para nuestra nueva comision.
Necesito sacar algo!!!!
Despues de haber acomodado las compras, en algun momento tendras que sacar algo de la nevera, ya sea para cocinar, ya sea para comer. Hacerlo requiere de mucha precision y de gran experiencia, ya que al acomodar nuevamente puede que no quede espacio para lo que sacaste y tendras que comertelo.
Oh ansiedad.....
La pero consecuencia de tener una nevera llena es que no sabes que comer y no sabes si debes comer. En aquellos dias de locha en tu casa, en los que no tenes na por hacer, te levantas y abris la nevera, la miras con detenimeinto como buscando algo, sin embargo, no tenes hambre. Eso es lo que yo llamo el sindrome de la amnesia, no sabes si somiste, no sabes si tenes que comer, no recordas nada de esto y ademas no recordas que ya has baierto la nevera 2o veces! Entonces comes, y volves a comer, y asi infinitamente hasta que lo que comes o lo que quieres comer se acabe. Como no sabes que comer, comes de todo, lo que hace que se acabe la comida y tengas que volver al supermercado la semana siguiente.
Hemos mostrado las desventajas de tener una nevera llena. A diferencia de lo que piensa la opinion publica, no todos los males van del lado de la falta de comer, la obesidad infantil es la prueba de ello. Ojala nos ocuparamos de problemas como estos mas, sin dejar de lado el porblema de la hambruna mundial, que no deja de ser preocupante y debe buscarse una solucion que no sea una nevera llena.
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